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Una de las grandes búsquedas de los seres humanos es encontrar la felicidad. Sin embargo, cuando miramos con detenimiento nuestro interior, muchas veces descubrimos una sensación de insatisfacción. Este estado proviene de nuestra mente, pero la mayoría de las veces intentamos controlarlo modificando las circunstancias externas. Así, invertimos gran parte de nuestro tiempo y energía en tratar de manejar las situaciones que enfrentamos cada día. Con el tiempo, no importa cuánto lo intentemos, nos enfrentamos a la realidad de que no podemos evitar enfermarnos, envejecer o, finalmente, morir.

Es crucial entender que el control que tanto anhelamos sobre lo que ocurre en nuestro exterior es en gran medida una ilusión. Pero, ¿qué alimenta estos estados mentales de insatisfacción? Desde mi práctica budista, he comprendido que existe un sistema de creencias, una especie de burbujas mentales que nos envuelven en falacias. Estas creencias nos dicen que seremos felices si logramos obtener todo lo que deseamos: juventud eterna, salud perfecta, riqueza, popularidad. Al mismo tiempo, nos enseñan a evitar lo que consideramos indeseable, como la enfermedad, el envejecimiento o el dolor.

Muchos de nosotros estamos atrapados en este sistema de creencias erróneas sin ser conscientes de que nos causan sufrimiento. Para liberarnos de estas falsas ideas, se requiere un entorno adecuado y, sobre todo, la voluntad de iniciar un proceso de auto-reflexión. Solo al mirar dentro de nosotros mismos podemos reconocer nuestro sufrimiento y comenzar a transformarlo.

Este reconocimiento, que puede parecer sencillo, es un paso fundamental hacia la verdadera felicidad y libertad. Para profundizar en este proceso, contamos con herramientas como la meditación, la reflexión, la autoindagación, el ejercicio mental y las disciplinas físicas, que nos ayudan a vivir de manera más consciente. A través de esta transformación, podemos experimentar una mayor alegría, amor, compasión y serenidad, y en consecuencia, reducir nuestro sufrimiento.

Que estén bien, felices y libres de sufrimiento.